viernes, 15 de octubre de 2010

Otro grande se va: Solomon Burke


Se nos van muriendo los grandes, y se ha ido alguien enorme no solo por su corpulenta humanidad embutida en vistosos trajes. Solomon Burke, el predicador que se convirtió en estrella del soul, murió en Amsterdam, donde lo tenía todo vendido para una actuación en el club Paradiso. Para quienes no lo tenían muy localizado, baste citar el gran éxito Everybody needs somebody, que sido más conocido por la versión de los Blues Brothers, ese dúo nacido en la tele que adoptó sin complejos su contundente sonido. Entre sus hijos musicales, a los que inspiró, figuran Mick Jagger, Dylan o Van Morrison. Sus hijos de verdad son nada menos que 21, sin contar a los 69 nietos y 20 bisnietos de este hombre de extrema religiosidad aunque explosiva sensualidad. La música de los 60 no se entiende sin su aportación.
Cuenta su peculiar trayectoria Fernando Navarro en El País:
"A la edad de siete años, Burke ofrecía sermones en la iglesia y era conocido por todos como the wonder boy preacher (el maravilloso niño predicador). Poco después, dirigió el coro de gospel y con 12 años tenía un programa musical de radio que llamaba el Templo de Solomon, donde presentaba canciones espirituales y tradicionales. Tras la muerte de su abuela en 1954, Burke quedó destrozado y, bañado en lágrimas, tocó en directo en un programa local para rendir tributo a su mentora. Bess Berman, un hábil cazatalentos, quedó prendado de la profundidad vocal del muchacho y lo fichó para Apollo Records".
"Durante unos años, tras cambiar de discográfica y fracasar, Burke vivió verdaderas penurias. Sin ingresos, vagabundeó por las calles y durmió en coches abandonados, pero en 1959 se le abrieron las puertas del cielo. Atlantic Records, el sello de Ahmet Ertegun y Jerry Wexler, se cruzó en su camino". Si queréis más, aquí.
En Público ha escrito Carlos Fuentes de él: "Demasiado sincero para los acomodaticios, demasiado genuino para permitir simulacros con la música del alma. El cantante que el sello Atlantic definió como "la mejor voz soul de todos los tiempos" jamás se plegó a tiranías comerciales, a imposiciones por negocio. Pagó por ello: sus discos no siempre generaban derechos de autor y Burke, religioso ferviente, asumió las bofetadas como señales cuasi divinas".
Para recordarle, repasemos esta supervibrante interpretación de Everybody needs somebody.



No hay comentarios:

Publicar un comentario