miércoles, 26 de diciembre de 2012

Feliz Navidad te desean sus majestades satánicas

Los Rolling Stones, ya lo sabéis, son muy admirados en este blog pero habíamos prestado poca atención a su regreso a los escenarios para una ¿última? gira 50 años después de formarse la banda. Con un poco de retraso, debido (dicen) a los problemas de salud de Keith desde que se cayó del cocotero, la efeméride ha dado para algún tema nuevo (como este Gloom & Doom) en un recopilatorio de grandes éxitos (¿otro?, este se llama Grrr!), para una minigira por Inglaterra y EE UU con invitados ilustres y para un nuevo documental (Crossfire Hurricane). Ahora los cuatro Stones nos felicitan las fiestas en Facebook como buenos chicos, pero a nosotros no nos engañan, nosotros no olvidamos de que son sus satánicas majestades. Por cierto, no quiere salir en la foto ni posar como Stone el bajista Bill Wyman, aunque ha actuado con ellos estos días. "La mayoría de la gente no se ha enterado de que dejé los Stones", decía hace unos meses. Wyman y otro ex, el menos recordado Mick Taylor (el que fue guitarrista entre 1969 y 1975), se unieron a sus ex compañeros en el O2 de Londres. Pero fue una excepción. No se enrolaron esta vez en el grupo que les hizo tan grandes.
Esta gira sí tiene pinta de ser la última gira, pero eso pensábamos cuando tuvimos ocasión de verlos (las dos veces en el Vicente Calderón de Madrid, en los años 1990 y 2003). Tiene aire de despedida porque en cada uno de sus conciertos aparecen ilustres, desde Bruce Springsteen a Lady Gaga. Nosotros, sin embargo, nos quedamos con su momento con Eric Clapton. Esto es Champagne and Reefer, un buen blues para los dedos de Mano Lenta y la voz negra del blanco Jagger.



En fin, adoramos a los Stones, pero no podemos evitar pensar que quizás han estirado la fórmula mucho tiempo. Hemos escrito aquí que parte de la genialidad de los Beatles estuvo en durar poco, en no aburrir a nadie, en no firmar un solo disco mediocre. Los Stones (sus amigos, sus colegas, nunca sus rivales) están con ellos en la cumbre del Olimpo del rock, pero hace tiempo que no nos sorprende su creatividad, que nos parece escuchar lo mismo, y nos conformamos con disfrutar de que suba al escenario un pedazo crucial de la historia del rock. No es poca cosa ver a los más grandes sobre el escenario a la edad en que deberían haberse jubilado, así que esperamos impacientes que se confirme eso de que la gira pararía en Madrid y Barcelona en 2013. Sigue mereciendo mucho la pena ir a ver a los Stones. Se lo contarás a tus nietos.

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