sábado, 30 de junio de 2012

Una noche histórica: 3.48 horas con Bruce Springsteen en el Bernabéu

Hemos tardado en digerirlo. Al día siguiente estábamos conmocionados. Nos costaba encontrar palabras. Tardamos algunos días en darnos cuenta de que ese monstruoso concierto de 3 horas 48 minutos dado por Bruce Springsteen & The E Street Band en el Santiago Bernabéu el 17 de junio había sido el más largo de la carrera del Boss, es decir, un momento para la historia de la figura más importante del rock en más de tres décadas. Pero el récord es lo de menos. Tampoco el sonido, mejorable en el gallinero donde lo vivimos. Lo de más, lo que fascina de este hombre, es la entrega, el arrojo, el empuje, la sintonía con los suyos, algo mucho más poderoso que ganas de agradar o caer bien. De lo que tiene ganas Bruce es de comerse el estadio, levantar de su silla al último espectador, de encender todos los focos para que el público sea tan protagonista como él.


Un concierto de Bruce es una fiesta. Lo sabíamos porque ya le vimos en 2008 en el mismo estadio, y ya nos apabulló con su rock a veces energético, a veces íntimo, siempre grande. Y no debió bajar de las tres horas. Admiramos esa capacidad de darlo todo cuando en giras que implican decenas de conciertos dando la vuelta al mundo durante tantos meses. Es algo más que profesionalidad: es que disfruta con su trabajo rodeado de decenas de miles de los suyos. Eso nos reconcilia con la mejor tradición del rock and roll, la de echarse la guitarra a la espalda y hacer la carretera. Para que la gente se divierta, se emocione, ría, baile, eche alguna lágrima, y salga de allí relajada, asombrada, contenta. Y a ver cómo reconectas con la realidad la mañana de lunes siguiente. A mí me costó.

El blog oficial de la banda lo confirma: "Marcando el concierto más largo de su carrera, Bruce Springsteen & The E Street Band tocaron 3 horas y 48 minutos el 17 de junio en Madrid. El fotógrafo Jo Lopez estaba allí para capturar la noche mágica (...) y comparte sus fotos aquí". Cogemos prestadas algunas de esas bonitas imágenes de esa noche tan especial. Había polémica en la web sobre si de verdad superaba en tres minutos el mítico concierto en Nueva York en la Nochevieja de 1980, cuando era un triunfador jovenzuelo. Debate zanjado por el artista. Pero dejemos ya el cronómetro. No era difícil que ocurriera algo muy muy especial: esta gira Wrecking Ball está resultando un acontecimiento mundial allí por donde para.