"Los bowiófilos ya pronuncian con euforia su mantra: el dios ha
vuelto, Dios salve al dios. Resulta que el dios no andaba moribundo como
entonaron los agoreros y los tabloides: Bowie estaba encerrado en algún
estudio de grabación, con la inquebrantable amistad del productor Tony
Visconti sentada a su lado, pergeñando un nuevo disco para desmentir a
casi todos, incondicionales incluidos, para acallar la especie de que,
tras su mutis por el foro de hace ocho años por supuestos gravísimos
problemas de salud que nunca fueron confirmados, estaba muerto,
artísticamente muerto y físicamente acabado. El “no” de David Bowie a la
rumorología se titula, de momento, Where are we now?, single de
lo que será, a partir del 11 de marzo, The next day, el disco de larga
duración número 30 de una de las carreras más fecundas, geniales,
desiguales e influyentes de la música contemporánea". Lo cuenta Borja Hermoso en El País (lee aquí el artículo completo).
Nosotros, que siempre hemos admirado en Bowie a una de las grandes figuras de la historia del pop y del rock, celebramos que reaparezca por sorpresa. Nos gustó psicodélico en los 60, nos gustó glamouroso en los 70, nos gustó seductor en los 80, nos gustó metalero en los 90, lo perdimos de vista y ahora nos gusta este tranquilo pero sexi The next day. Viva el camaleón.
De su trayectoria pasada recopilamos estos siete momentos cumbre que tenéis que conocer o no merecéis tener orejas. Ahí va:
El primero, su Ziggy Stardust de 1972, uno de sus grandes exitazos, cuando todo eran rímel y plataformas. Rompedor, cirquense, travestido. Y una música excelente.
Años después, en los 70, firmó este Heroes que amplió su público. He querido recordarlo en esta actuación con los supervivientes de Queen en un homenaje a Freddy Mercury, quien era uno de sus muy bohemios amiguetes. No quiso tocarla, sin embargo, en las olimpiadas de Londres, donde sonó por megafonía mientras desfilaban los deportistas.
Este es un China girl más popero y ochentero, como se llevaba entonces y disciplina en la que brilló. Saca provecho a su vozarrón (y hay un momentazo erótico al final del vídeo, por cierto, yo no os lo he dicho).
En esos mismos ochenta se juntó con Mick Jagger para firmar un dúo que dio mucho que hablar. Hicieron este Dancing in the street en que ambos parecen retarse o provocarse desde una calculada ambigüedad sexual muy suya.
El Bowie romántico firmaba este Absolute beginners, escrito para una olvidable película de mediados de los 80. La canción tuvo más éxito. Entre adolescentes como las que entonces tenían mi edad particularmente. Nostalgia.
A finales de los 80, Bowie percibió que los tiempos cambiaban del pop electrónico a un sonido más sucio, cuando en la costa oeste de EE UU bullía el primer grunge. La experiencia fue una efímera banda de hard rock llamada Tin Machine, que no tuvo el reconocimiento que se merece.
Los últimos años, Bowie estaba desaparecido entre rumores sobre su salud. Lo último que supimos de él fue hace ya unos añitos, a mediados de los primeros años 2000 (¿cómo demonios se llama esa década?) cuando le oímos cantar este temazo que dio a conocer a Arcade Fire al mundo acompañando a la banda canadiense: Wake up. Tremendo.
Disfrutad con el regreso de un genio. Qué talento. Qué voz. Qué presencia. Qué hombre, ¿no?
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