domingo, 23 de octubre de 2016

La crónica de Rocktiembre: grandes Burning y Ñu, mejor Topo que Asfalto, mal Barón Rojo


Hemos tardado pero al fin hacemos balance de Rocktiembre 2016, evento de nostalgia de aquel movimiento de rock urbano de los años de la transición que se llamó El Rollo. Los grandes medios lo cubrieron con previas pero no vieron oportuna la crónica posterior, así que nos ocupamos. El 17 de septiembre de este 2016 acudimos a un homenaje muy merecido a una generación que abrió paso a codazos y que luego pasó al segundo plano cuando estalló la Movida madrileña. Fue injusto, porque la generación de los cuarentañeros (y algún cincuentón) quedó marcada por sus himnos de rebeldía y liberación. Como ahora lo que más se lleva en el negocio musical es el revival, era el momento de volver a aquella gente que con tanto mérito rompió la grisura del tardo y posfranquismo. El cartel, muy atractivo: Coz, Topo, Ñu, Barón Rojo y Burning. Aquí os dejamos un breve vídeo que resumen el evento, la crónica (esa sí) del Telediario, y enseguida entramos en el detalle. Más abajo veréis un vídeo mucho más completo.



La plaza de toros de Las Ventas en Madrid estaba a reventar: muchas canas y calvas entre el público, camisetas negras... todo el ritual del rock setentero. Hasta tal punto estaba emocionado el público que coreaba las canciones que sonaban por megafonía entre un concierto y el siguiente, muy en particular Maneras de Vivir. Canción del gran ausente, Rosendo. Al frente de Leño, el de Carabanchel cerró la edición original de Rocktiembre, celebrada en 1978, con ese lema de Es una mierda este Madrid.
Entonces el cartel lo completaban Mad, Cucharada, Coz y Topo. La crítica de la época no quedó muy emocionada: esta es la fría narración que publicó entonces El País, que solo destaca a Teddy Bautista. Por lo demás, aquello fue una sucesión de "grupos de rock bestia capaces de hacer bailar o de meter ruido en una maravillosa noche de otoño".
Aquella edición, es cierto, fue un caos organizativo: en la plaza de Vistalegre se coló casi todo el mundo, cuando la recaudación debía destinarse a un sindicato de músicos. Algún medio, por cierto, se confundió al afirmar que las bandas de este Rocktiembre eran las mimas que las de 1978. No señor: solo han repetido Coz y Topo. Aquel evento quedó inmortalizado en un documental llamado Nos va la marcha. Si tenéis una horita libre aquí os dejamos el vídeo íntegro.




Vamos entonces con todo detalle con la edición de 2016, que organizó Rock FM y que condujo el gran Mariskal Romero, figura clave del rock español de la época, tipo con carisma, el impulsor del mítico sello Chapa Discos.



De entrada, Coz. Os podemos decir muy poco. Sobre todo porque llegamos un poco tarde, que nos entretuvimos tomando unas cañas y disfrutando el ambiente (se oía muy bien todo desde el exterior de Las Ventas, todo hay que decirlo). Así que de lejos sonó contundente pero no nos atrevemos a reseñarlo.
Al entrar nos topamos con Topo, banda que merece más reconocimiento del que nuestra corta memoria le ha dado. Sonido potente, voz impecable, letras elaboradas sobre la vida de barrio (Vallecas 1996), un grito contra la polución (Marea negra), un buen blues (Trae contigo tu amor, versión del Bring it on home to me que dieron a conocer los Animals) y, sorpresa, sorpresa, una versión del Días de escuela de Asfalto, que tocarían también sus creadores después allí, así que hubo doblete del mítico tema sobre el colegio franquista donde colgaba una cruz y "cierto retrato". Y, por supuesto, su clásico Mis amigos dónde estarán.
 


Y, de repente, Ñu. Banda fabulosa de rock-folk, o rock celta, o rock medieval, o como quiera llamarse eso que interpretaban bandas como Jethro Tull y que influyó tanto a grupos de hoy como Mago de Oz. Y Ñu se ha debido conservar en formol, porque el vozarrón de Juan Carlos Molina mantuvo el nivel durante casi una hora. Es la banda, recordaréis, donde empezó Rosendo Mercado antes de formar Leño. Así que Ñu tuvo el detalle de marcarse una magnífica versión de El tren. Curiosidad: el tema se compuso por Rosendo y Molina todavía en Ñu, pero no la editaron; apareció por primera vez en el disco Leño de 1979, mientras que Ñu lo retomó casi una década después, en 1988, como El tren azul, dándole el toque celta que podéis disfrutar en el vídeo.



En nuestra opinión Ñu fueron junto a Burning los grandes triunfadores de la velada: en su caso disfrutamos tanto del guitarreo como de la flauta dulce, y combinaron de maravilla. Y los violines también brillaron, en manos de una joven que no debía estar en los últimos setenta, y que ni siquiera figura entre los miembros del grupo (una de las pocas mujeres sobre el escenario, hay que decirlo, además de las coristas de Burning). En realidad no quedan fundadores de Ñu, que hace tiempo es la marca de la banda de Molina. Aquí puedes leer sobre la historia de esta formación, marcada por la tensión nunca resuelta entre el rock duro y el folk.

De Asfalto queremos hablar con el respeto que se merecen, pero tenemos que constatar que sonaron como lo más blando de la noche. La mítica banda siempre se movió en la fina línea entre el rock y el pop, decantándose a la segunda etiqueta, así que no fueron tan encantadoramente canallas como otros. Y hemos contado que Topo les había reventado antes su tema más memorable, Días de escuela, así que escuchamos sin gran alboroto ese y otros éxitos como Rocinante o Capitán Trueno. De Días de escuela os dejamos las dos versiones para que comparéis, sin quitar mérito a sus autores sobre los versionadores, que a nosotros nos sonaron mejor.





Detrás, Barón Rojo. Palabras mayores, en teoría. Esto merece algunas consideraciones. No ha habido mejor banda española de heavy metal en aquellos años en que despuntaban AC/DC, Metallica o Iron Maiden. Pero lo que vimos en Las Ventas no eran los auténticos Barón Rojo. La banda se disolvió en 1990, y ahí debió quedarse su leyenda, pero se quedaron con la marca los dos guitarristas, los hermanos Carlos y Armando de Castro. Sin la voz de Sherpa, y sin mucha inspiración para componer, ya nunca ha sido lo mismo. Hace unos años volvieron a juntarse los cuatro de la formación original (los tres citados y el batería Hermes Calabria) para una única gira con motivo del 30 aniversario. El frío reencuentro se cuenta en el documental Barón Rojo, la película, Larga vida al rock and roll. No hubo qúimica, solo crematística.

Lamentablemente, el Barón Rojo de este concierto no fue el del aniversario, sino la versión de los Castro. No son ni la sombra de lo que fueron. Vale, suenan atronadoras las guitarras como está mandado, aunque el sonido en general era tirando a malo. Lo más importante: ni las voces están a la altura del gran Sherpa ni el repertorio bien elegido. De una banda que tiene un himno tan fabuloso como Los rockeros van al infierno o esa gran balada Siempre están allí, resulta que los hermanos prefieren pasar esos temas por alto (la voz nunca les habría dado para la segunda, pero la primera parecía imprescindible). Así que apenas reconocimos Satánico plan y Resistiré, en medio de temas de su nueva etapa perfectamente olvidables. Los comentarios en Twitter eran bastante despectivos hacia lo que queda de aquel nombre mítico del rock duro de los 70 y 80. Aprovechó Sherpa para ajustar cuentas en Facebook: por fin había visto pasar "el cadáver de su enemigo". Juzgad vosotros mismos.



Menos mal que quedaba Burning para no irnos con mal sabor de boca. La mítica banda de La Elipa también ha sufrido bajas muy importantes, en su caso por las trágicas pérdidas de Toño Martín y de Pepe Risi. Pero queda Johnny Cifuentes, que tiene todo lo que le faltó antes a Barón Rojo: actitud, liderazgo, autenticidad. Se coronó en Las Ventas con muy trabajadas versiones de himnos como Es especial, Jim Dinamita, Esto es un atraco, Ginebra seca y sobre todo una escalofriante Qué hace una chica como tú en un lugar como este.



Para terminar, la stoniana Mueve tus caderas (siempre funciona, aunque recuerda mucho a Brown Sugar). Y volvieron miembros de todos los grupos participantes, menos Barón Rojo que van de exquisitos para estas cosas, para interpretar Sábado la noche del gran Moris.



Así que nos recogimos pacíficamente (no hubo cargas policiales como en 1978) y tan contentos, aunque el personal ya andaba perjudicado tras seis horazas de buena música, minis, otros tóxicos y el recuerdo de esos años en que nos hacíamos los malotes con aquella inocencia tan canalla.

Si quieres ver y oír toda la lista de canciones interpretada en esta noche mágica, consulta este setlist.
Os dejamos este meritorio vídeo de casi una hora que resume el evento. Obra de Telesur Madrid, gracias compañeros por impedir que Rocktiembre caiga en el olvido del ciberespacio. Porque en la memoria de los que estuvimos no se borrará fácilmente.


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