jueves, 13 de julio de 2017

Unas gotas de Lumineers y un torrente de Foo Fighters en Mad Cool 2017


Disfrutamos de lo lindo en Mad Cool, y que nadie nos mire mal, que nosotros estuvimos el 6 de julio de este 2017 en la Caja Mágica de Madrid. La víspera del negro viernes, día 7, cuando ocurrió una tragedia que ha ensombrecido todo el festival: la muerte del artista acrobático Pedro Aunión, a la que nos referiremos al final de este post. No había llegado, entonces, el mal rollo generado por este accidente, y ese día el cartel se anunciaba potente: dos figuras de primera fila que ansiábamos vivir en directo (Lumineers y Foo Fighters), gente interesante a la que prestamos atención (Foals, Belle and Sebastian), una pequeña decepción (Kurt Vile) y otros que no llegamos a ver aunque pretendíamos hacerlo (Quique González, nos arrepentiremos de esto, o Katfish and The Bottlemen). Porque en el recinto enorme no se llega a todo, si te quedas viendo algo chulo te pierdes otra cosa chula. Se juntaron 45.000 almas, que a primera hora de la tarde estaban más repartidas, pero al llegar la actuación estelar de la noche se apiñaban frente al escenario principal abarrotando la enorme explanada de falso césped.


Tras el diluvio, Lumineers hicieron salir el sol

Cayó lluvia furiosa, gotas gordas y pesadas lanzadas como misiles, sobre Madrid en las horas previas al inicio de los conciertos. Los accesos obligaban a pisar barro (no nos pongamos exquisitos, eso ya pasó en Woodstock en 1969). Se retrasaron las primeras actuaciones, y Lumineers eran una de nuestras bandas más ansiadas (os escribimos sobre ellos en este post). Esta gente de Colorado nos pone de buen humor al instante su folk con influencias bluegrass, ese sonido tan romántico y auténtico nacido en los Apalaches de los emigrantes irlandeses y escoceses, caracterizado por voces altas, a veces dos o tres en coro, de sonido desgarrado. Dijo de ellos Pepe Maza en Ruta 66 que "suenan a verde llanura, a tienda de campaña y a hoguera, a tabaco de liar, a venado a la brasa". Suelen dar conciertos muy emotivos, y a veces se meten entre el público a cantar, pero no fue el caso. Debido al aguacero y a lo apretado del cartel, acortaron en mucho la hora de actuación prevista, y se quedó en media hora, apenas siete canciones (aquí la lista). Una pena porque al día siguiente en Barcelona hicieron el doble: 14.
En Mad Cool empezaron con la bellísima Flowers In Your Head, y la segunda ya era su mayor éxito: Ho Hey. Siguieron cuatro temas de su segundo álbum Cleopatra (que nos excita menos pero tiene su valor, e incluye una pieza muy bonita, Sleep on the Floor). Así que sorprendentemente pronto sonó como última canción, ni bis ni nada, Stubborn Love, quizás el tema más bello que han escrito y que al público le encanta corear ("Keep your head up, keep your love"). Así que Lumineers nos iluminaron el día en un bello atardecer después de la tormenta. Pena que nos supo a poco, pero se disfrutó.
En Youtube quedó este testimonio de su interpretación de Cleopatra en Mad Cool. Y añadimos un concierto completo en Nueva Orleans de sus inicios (2012) porque nos mola mucho.





Sigue leyendo que viene más, incluido el plato fuerte de la noche: Foo Fighters...


Foals: concierto trabajado, que no brillante: les falta algo

Después de Lumineers, buscando dónde tocaba Quique González (ya nos han dicho que estuvo muy bien) nos detuvimos en el escenario en que salía Foals y, como un azar de la fortuna nos colocó en posición privilegiada, centraditos justo bajo el escenario, allí nos quedamos. Son una banda de Oxford que se mueve en el rock indie con toques de tecno, funk y una tendencia a lo que podríamos llamar minimalismo (admiran a Steve Reich). Son guitarreros, con peso también para los teclados, y pecan de esa manía tan actual de prolongar secuencias muy repetitivas donde podría haber un punteo. A sus fans les encanta, y a ratos consiguen poner a la gente a bailar, pero que a nosotros, salvo algunos temas inspirados, no acabó de convencernos. Se lo curran, no hay duda. Frente a la brevedad de Lumineers, ellos pasaron casi dos horas animando al personal. Hacemos nuestra esta frase de Mondo Sonoro sobre su anterior concierto en Madrid, el año pasado: "El de Foals fue un buen concierto, pintaron la sonrisa en nuestras caras, son una banda más que notable, pero el instante mágico que dispara la adrenalina a lo más alto no terminó de explotar". Para saber de qué van, os dejamos este vídeo (aficionado, sí) de su paso por Mad Cool, así como uno oficial de uno de sus mejores temas y más bailados (muy tecnopop, sí): My Number.




Foo Fighters son un vendaval de rock de estadio. Y se entregan

No decepcionan. Se entregan a tope desde su irrupción en el escenario, con un fuerte berrido de su líder Dave Ghrol, hasta que se marchan, suponemos que agotados, dos horas y 20 minutos después. Ponen a todo el mundo a dar botes. Tienen actitud, mucha actitud rockera. Descaro. Las tres guitarras suenan bien potentes, se recrean en riffs y punteos, y la gran batería de Taylor Hawkins se desata a menudo. Todo vibra: te tiembla el esternón. Vienen del grunge pero su sonido se ha ido saliendo de esa oscuridad de Nirvana (donde Ghrol era batería) para ofrecer un rock mucho más lúdico. Foo Fighters dieron una exhibición de rock de estadio. Eficaz, sin duda. Directo. 
Nosotros les amamos más por sus directos que por sus (notables) discos. Pudimos seguir su actuación en Glastonbury, así que ya sabíamos de qué iba a ir la cosa. Pero da igual, Foo Fighters es un shock, una descarga eléctrica que no puede dejarte quieto. Pocas bandas hoy tienen su fuerza ante las multitudes. Las hay con mejores repertorios, pero no hay mejor directo.
¿Populismo rockero? Quizás, es solo rock cargado de adrenalina, but I like it. Así lo define Fernando Navarro en El País: "La formación ha mutado en un fruto de nuestros tiempos superconectados, hiperestimulados, sobresaturados y, cómo negarlo, simplificados. Foo Fighters son en sí mismos una tendencia de lo que debe ser el rock and roll mediático, el logotipo de un mundo que busca iconos transversales. El carismático e inteligente Grohl es el primero en saberlo". 
Con razón escribe Víctor García en El Confidencial: "Están en un momento dulce, funcionan como una cadena perfecta y exportan rock indiscriminadamente. Acierto pleno de Mad Cool que se ha puesto un listón difícil de superar: bombas así no caen todos los años". Suscribimos: esto no va de virtuosismo, ni de preciosas composiciones. Va de dar caña. Eso lo hacen muy bien.
Aquí un espontáneo ha subido a Youtube una hora de concierto. Calidad mejorable, pero testimonio de la locura que desató el inicio del concierto. Por si acaso no dura demasiado, añado un vídeo de hace nada, este mismo verano en Glastonbury, en que interpretan Pretender, una de las canciones que mejor les definen: inicio suave y baladesco para despistar, porque derivará en una explosión de caña. 



Belle and Sebastian solo hacen felices a los suyos 

Otro rato de pop británico, esta vez con estos chicos de Glasgow que generan entusiasmo entre los suyos pero a los que les costaría mucho, creemos, seducir al público que pasaba por allí. Nos tomamos un respiro en Foo Fighters para conocerlos. En fin, tienen su gracia. Pero, como escribe bien sobre ellos Hipersónica," Belle and Sebastian son un grupo generacional, tan personal e intransferible para toda una serie de personas que comparten tiempo, gustos y estrato social como lo fueron en su día The Smiths". O sea, sus fans son muy fans. Para los que no lo somos, no suenan bien sin asombrarnos. Para que les conozcáis, o por si acaso pertenecéis al grupo de adictos, os dejamos su actuación en Coachella, con ese tema con aire de himno que es The Boy with the Arab Strap.



Mal momento para Kurt Vile

Solo un apunte: habíamos leído buenas reseñas del trabajo de Kurt Vile and the Violators, el proyecto del ex War On Drugs. Será que era mal momento, después de la descarga de Foo Fighters, para escuchar su rock americano de largos desarrollos y tintes melancólicos. Aguantamos tres canciones (se hacen largas a esa hora) porque el cansancio se hacía notar. No vamos a hablar mal de él porque los que fallamos éramos nosotros. Quizás su estilo era más adecuado para primera hora de la tarde. O requiere una concentración de la que no éramos capaces en ese momento. En Youtube ahora nos suena mejor. Aquí un ejemplo llamado Life Like This.



La pena por la muerte del artista Pedro Aunión

Nos sentimos obligados a hacerle cierto homenaje a Pedro Aunión, el artista acrobático que cayó de una jaula a gran altitud frente al escenario principal antes de que actuara Green Day, y que falleció poco después. Ya sabéis la polémica: en las redes se dispararon las críticas a la organizacion por no suspender las actuaciones. Y Green Day expresaron su mal rollo por no haber sido informados del terrible accidente. “Si lo hubiéramos sabido antes, no habríamos tocado”, dijo Billie Joe Armstrong. Mal gestionado el incidente.
De todas formas, nos cuesta sumarnos al linchamiento de los organizadores de Mad Cool que vimos en Twitter. No debe ser fácil enfrentarse a algo así. La suspensión había sido un gesto hacia la víctima, pero no habría servido para mucho más. Y no es fácil cancelar un concierto cuando 45.000 personas ya se apiñan esperándolo. Aquí hemos leído un punto de vista diferente: promotores de conciertos creen que la organización hizo bien en continuar. “Con masas de gente tan elevadas toda decisión es muy delicada. El promotor está implicado pero no es la autoridad competente”, explica Gay Mercader.


Nos entristeció mucho el suceso. El día anterior habíamos visto a los acróbatas también antes de la actuación principal, y era bonito lo que hacían. Lástima que alguna medida de seguridad no se cumpliera el viernes. La tragedia no solo tiñó de luto la jornada del sábado, sino que puede manchar el nombre y el futuro de un festival en Madrid cuando apenas empezaba a asentarse. Aquí os dejamos el cartel de un festival que prometía lo mejor pero también nos trajo lo peor. Su futuro queda en el aire. Imaginamos que Pedro Aunión no lo habría querido así.



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