"Vaya por delante que Noel Gallagher tuvo una infancia dickensiana: hijo de irlandeses en el Manchester del declive industrial, maltratados todos por su padre, condenado con 13 años por un pequeño hurto, aprendiz autodidacta de guitarra cuando le castigaban sin salir. Sin embargo, antes de cumplir 20 años ya era una celebrity como solo se puede ser en Inglaterra: portada en la prensa amarilla y en la rosa, estrella del brit pop, batidor de récord de ventas en el país que ha dado los mejores discos. Hace dos años, la enésima vez que Liam le amenazó con una guitarra blandida a modo de hacha, Noel rompió Oasis: "Hago un favor a los dos". Empecemos por ahí para explicar la guerra de los Gallagher, su temperamento, su arrogancia y su ambición, que les ha llevado a liderar una banda cada uno (Beady Eye la de Liam, High Flying Birds la de Noel) y a abrir sus respectivas giras europeas en el mismo escenario, La Riviera de Madrid, ante no más de 1.500 personas ("He organizado fiestas para más gente") con seis meses de distancia.
Noel ya no tiene 20 años, sino 44; ya no presume de canalla, sino de padrazo; dice que ahora compone con menos corsés y que puede viajar en metro sin que nadie le moleste. El Noel que vimos anoche es un tipo maduro y profesional, seguro de su bagaje, que saluda en un correcto castellano (es habitual en Ibiza), que regala una gran colección de canciones y que apenas hace guiños a una masa entregada de antemano. Si además no tiene reparos en tirar del repertorio de Oasis, que para eso lo escribió casi todo él, tenía ganado el peculiar duelo fraterno de antemano, casi sin despeinarse". Lee el artículo completo en Tentaciones de El País.
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