Qué momento para quien lo viviera. El 30 de enero de 1969, The Beatles subían al tejado de los estudios de Apple Records de Londres para volver a tocar en directo, tres años después, durante 42 minutos. Más que un regreso fue un final: su último concierto. Por sorpresa, rodeados de oficinistas y curiosos, con la policía desbordada por el evento, John, Paul, George y Ringo, con Billy Preston a los teclados, interpretaron cinco nuevos temas recogidos un año después en el álbum y en la película Let it be: Get back!, Don't let me down, I've got a feeling, One after 909
y Dig a Pony, repitiendo Get back! como cierre.
No era exactamente el reencuentro con el público que Paul estaba planeando. Abandonar las giras había sido una buena idea adoptada en 1966 porque los sonidos que estaban explorando en ese momento eran difíciles de reproducir ante un auditorio de fans chillonas como el que solían encontrarse. Gracias a esa renuncia se dedicaron a exprimir su creatividad y pudieron crear sus trabajos más experimentales: Revolver o Sgt. Pepper's. Ese tiempo quedaba atrás a principios de 1969. Terminada por empacho la psicodelica tras el patinazo (cinematográfico) de Magical Mystery Tour, The Beatles habían aterrizado de vuelta en el rock básico en su álbum blanco, sin ni siquiera portada, toda una declaración de principios. McCartney pensó que la banda debía volver a los escenarios y planeó una gira llamada precisamente Get back!. Pero el grupo estaba ya en plena desintegración, aún capaz de genialidades, pero ya sin química entre John y Paul, aunque todavía fueran capaces de editar un excelente disco más, Abbey Road, antes de separarse.
En la película Let it be, en realidad un documental, se percibe esa atmósfera, ese mal rollo, con Lennon como ausente y Harrison irritado con un McCartney que asume un liderazgo que sus compañeros no reconocen. Así que de la gira planeada por Paul sólo quedó el concierto sorpresa en la azotea. Momento histórico que han imitado muchos grupos, algunos como U2 más de una vez. El concierto es puro rock, desprovisto de adornos, contundente, pese (o gracias a) la tensión entre sus miembros. Anticipa el sonido de los 70 y aún hoy se escucha actual.
Han pasado 40 años y sigue siendo uno de los mejores momentos de la historia de la música. Poco antes de la disolución formal del grupo, John, quizás para desquitarse, salió a los escenarios con Yoko y Eric Clapton en una banda llamada Dirty Mac (ya escribiremos sobre eso). Y George hizo lo mismo uniéndose a Dylan y Ringo por Bangladesh. Paul, además de grabar discos en los que tocaba todos los instrumentos, también volvió a las tablas y hoy es el único Beatle en activo. Nos queda soñar despiertos, imaginar cómo habría sido esa gira multitudinaria, que iba a llamarse Get back!, que Paul planeó.
Han pasado 40 años y sigue siendo uno de los mejores momentos de la historia de la música. Poco antes de la disolución formal del grupo, John, quizás para desquitarse, salió a los escenarios con Yoko y Eric Clapton en una banda llamada Dirty Mac (ya escribiremos sobre eso). Y George hizo lo mismo uniéndose a Dylan y Ringo por Bangladesh. Paul, además de grabar discos en los que tocaba todos los instrumentos, también volvió a las tablas y hoy es el único Beatle en activo. Nos queda soñar despiertos, imaginar cómo habría sido esa gira multitudinaria, que iba a llamarse Get back!, que Paul planeó.
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