sábado, 29 de diciembre de 2018

Muse, Harper & Musselwhite, Chlöe's Clue y mucho más. Las 10 mejores canciones de 2018



No puede haber fin de año sin listas: después de estudiar algunas que han escrito otros, preferimos decantarnos por la nuestra, que es muy poco convencional, y en las que alternamos a nombres consagrados y a descubrimientos que nos han impactado por algo. Diremos que tampoco ha sido un gran año para el sonido guitarrero, y que nos han faltado grandes nombres propios (decepcionados estamos, por ejemplo, con Jack White) porque sus últimas creaciones no han estado a la altura de su mito. Así que vamos a elegir las 10 imprescindibles en nuestra colección, tan discutible como casi todo.

Y el ganador es...

1.  Something Human. Muse. Un himno grandilocuente (sí, qué pasa).

Muse es una banda con más éxito entre sus fieles que entre los críticos: muchos la ven como una banda extravagante, sobreactuada. Y pueden tener razón, pero esa acusación ya pesó en su día sobre Queen, y cuanto más se lo decían más exprimían su talento en dosis nada medidas. Muse es una banda bien orientada al rock de estadio (van a llenar el Wanda Metrolopolitano en julio, si hay suerte os lo contaremos). Combina el rock guitarrero un tanto hard con el tecno-pop más ochentero, y no desechan ninguna idea porque parezca demasiado atrevida. Nosotros aplaudimos su talento, que es el de su líder Matt Bellami. Tienen claras influencias de los Queen más operísticos, más teatrales, y de ellos toman también el descaro. Así que viva la grandilocuencia, que tiene que haber de todo. En su último disco (irregular, admitimos), hay temas de más estruendo guitarrero que nos convencen mucho, pero elegimos con esta canción lenta con aire de himno: Something Human. Que la banda ha grabado en versión completa y en acústica para que la soboreemos con distintas salsas. Nos quedamos con las dos.





Sigue leyendo que tenemos 9 temazos más.

2. The Bottle Wins Agains. Ben Harper & Charlie Musselwhite. El joven y viejo blues



Tuvimos ocasión de disfrutar de un gran concierto en La Riviera (el 3 de mayo) con estos dos grandes artistas de trayectorias muy diferentes. Seguimos hace tiempo al gran Ben Harper, un tipo inclasificable que se ha movido entre el folk y el rock, entre el reggae y la balada, pero que cuenta que siempre fue el blues su punto de partida. Así lo explicaba en Babelia: “Cuando coges la guitarra las primeras veces, ¿acaso lo haces para ganar dinero, para vender discos? Yo lo hacía porque sentía algo fabuloso. Cerraba la puerta del cuarto y tocaba hasta que me sangraban los dedos”. Harper tiene 50 tacos y mucho talento, gran habilidad a la guitarra y una marca personal que no entiende de etiquetas. Su talla como autor no se corresponde con su fama en España (sí es muy admirado en Francia, por ejemplo). Charlie Musselwhite es un mítico armonicista de blues de la orilla del Misisipí que ha compartido escenario con Muddy Waters, John Lee Hoocker o Buddy Guy. Se llevan 25 años, pero han sintonizado a la perfección. Harper le buscó y le devolvió al primer plano para bucear en el blues clásico en dos álbumes y dos giras; a ese artista polifacético y mestizo Musselwhite le aportaba la conexión con las raíces. El resultado ha sido genial. Como podéis oír aquí.



3. Visions and versions. Chlöe's Clue. Descubriendo una joven voz magnética

Cambiamos de paso, que aqui tenemos las orejas bien abiertas. De las nuevas bandas españolas nos hemos fijado en el proyecto de esta joven chica, Raquel Adalid, valenciana, dueña de una voz muy particular y de complejos matices que puede llevarla muy lejos. Compone e interpreta lo que ella etiqueta como indie rock, pero que nosotros conectamos con la gran música vocal de los dorados años cincuenta. Ese aire entre retro y modernísimo da a la banda de Raquel un repertorio todavía corto pero muy atractivo. Apostamos por ella. ¿Nos dará el tiempo la razón?


4. Missin' Yo' Kissin'. Bill F. Gibbons. Una descarga de la esencia ZZ Top.

Quien tuvo, retuvo. Bill F Gibbons era el líder de ZZ Top, trío básico texano de blues-rock potentísimo. Y su primer trabajo en solitario insiste en el mismo sonido, tanto que esta pieza tan energética nos remite mucho a La Grange. Ruge la guitarra de Gibbons como en sus mejores días. Lo celebramos los que añoramos más distorsión en los sonidos a la moda, que no son precisamente estos.


5. Highway Tune. Greta Van Fleet. Los imberbes pupilos de Led Zeppelin 

Merecen atención estos chavales jovencísimos (entre los 18 y los 21 años), empeñados en actualizar el sonido del rock sesentero y setentero de los Zeppelin. La referencia es obvia, pero los chicos se emplean a fondo y van cogiendo perfil propio. Guitarras cortantes, una voz aguda y bonitas melodías encima de rabiosos riffs. La fórmula la conocíamos, pero esta banda de Michigan la utiliza con oficio impensable a su edad.


6. Suspect My Tears. Elvis Costello

Tiene mucho mérito lo de Costello: tras 40 años de carrera ha sacado un álbum notable, resposado, preciosista, que se llama Look Now. En palabras de Fernando Navarro: "Gira sobre sí mismo, en un alarde de técnica y destreza, para facturar una obra hermosa, palpitando de principio a fin con dulce aplomo. Es simple: no esperas que pueda agarrarte tanto algo que ya conoces". Este viejo rockero (que ha hecho de todo como autor, cantante y  productor) nos suelta como tema más memorable de su nuevo trabajo este precioso tiempo medio. A oficio no le gana nadie, pero a sensibilidad tampoco.


7. I'm Your Man. Spiritualized.

Hemos descubierto con agrado lo nuevo de esta banda británica que lidera Jason Pierce, pero estos no son unos  principiantes: llevan desde los noventa buscando un sonido ambicioso, a ratos perfecto. Cuenta Mondosonoro que este álbum -And nothing hurt- se incubó nada menos que durante seis años, y en los dos últimos Pierce trabajo obsesivamente en cada tema tras pasar algo peor que una mala racha. El resultado es bien bonito. Un disco elegante, con ecos del viejo soul, momentos de experimentación sonora, y sin concesiones a lo facilón. Prestaremos atención a tus próximos pasos, Jason.


8. Star Treatment. Arctic Monkeys

Solíamos colocar tu obra en los puestos del podio, amigo Alex Turner. Pero ya no podemos. Esperábamos con ansiedad el nuevo disco de los Arctic Monkeys, en quien muchos pusimos las esperanzas de que lideraría el rock del siglo XXI. Pero Tranquility Base Hotel & Casino nos ha decepcionado. No hemos esperado tres años para eso. Es un disco tranquilo, por definición, pero también tiene mucho de aburrido (aquí podéis leer una crítica más amable que la nuestra). Eso es imperdonable para estos agitadores de la escena de principios del siglo XXI, por mucho que hayan madurado sus componentes. Salvamos este tema pero esperábamos más. Mucho más.



9. Las Rimas. Andrés Calamaro.

Otro que llevaba tiempo desaparecido y ha vuelto en este 2018 es uno de los más interesantes y singulares cantantes en español: Andrés Calamaro. Su nuevo álbum, Cargar la suerte, expresión tan taurina como es la afición del provocador músico argentino, no va a hacernos olvidar sus obras maestras (El Salmón, Honestidad brutal), pero vuelve a esa línea de bonitas melodías y letras ingeniosas. Ahí se incluye esta simpática canción, especialidad de la casa, que nos ha hecho gracia. Y que tiene ciertos ecos (a lo canon de Pachelbel) del Paloma.


10. Short Court Style. Natalie Prass.

Otro talento poco convencional: conocimos a esta cantautora de voz dulce y sonido vintage cuando Matthew E. White le produjo su primer disco, que comentamos en este post. Su segundo disco, The Future and The Past, va por el mismo camino, aunque su sonido va abriéndose a nuevas influencias del R'N'B, la música disco y otras herencias de la música negra americana. Este tema sigue la línea que la caracteriza, con ese aire retro ochentero (incluso tardosetentero) que, comentábamos antes, es de lo más moderno. Tiene personalidad la chica, no lo negaremos (y su productor, el gran Matthew E. White).



Hasta aquí llegamos con nuestro repaso a lo que nos interesó este 2018. Recordamos años más brillantes, vamos a reconocerlo. Puedes comentar lo que creas que falta y rebatir nuestro siempre personal criterio Aprovecharemos para desearos un muy feliz 2019. En el que la música no pare de sonar. Sed buenos.

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