viernes, 26 de diciembre de 2014

Nuestra lista con lo mejor de 2014: 'Bunblebee', yo te nombro canción del año

Que no, que no nos hemos olvidado de vosotros, es que la vida es muy exigente y no llegamos a todo. Sabemos que seguís allí y os deseamos lo mejor en estas fiestas. A lo que íbamos: estas son nuestras canciones del año, por su orden, y el único criterio ha sido nuestra muy caprichosa elección. Aquí os ponemos el top 8 de las canciones que nos han emocionado. El año pasado estábamos folkies y campestres, pero ahora necesitamos guitarreos potentes. Podéis comentar y discrepar incluso, que el comentario es libre en este blog (y vosotros un poco vaguetes, también hay que decirlo). Estas fueron nuestras favoritas:

1.-Bumblebee (Kasabian). No os hemos escrito de esa banda en este blog, y ya va siendo hora. Fueron triunfadores en Glastonbury, cabeza de cartel de la noche de cierre, nuevas figuras de la cool Britania, adorados en su país pero que generan grandes discrepancias, grupo que amas u odias. Nosotros los amamos y, como referencia, os diremos que Rafa Cervera escribió en Babelia sobre ellos a cuento de su último álbum: "48:13 es rock del presente, en absoluto temeroso de otras músicas, deseoso de evolucionar y también de conectar con el público que les jalea y su realidad". Este Bumblebee que abre su nuevo álbum nos parece un trallazo, una fabulosa explosión de adrenalina que nos hacía falta. No podemos quedarnos quietos al oírla. Por eso la nombramos canción del año.


Kasabian - Bumblebee from Matt Hare - Colourist on Vimeo.


domingo, 2 de noviembre de 2014

Una buena crítica y varios comentarios sobre "Los Beatles en versión comprimida"

Estamos orgullosos de que la semilla, en cierto modo, se plantara aquí. La editorial El País Selección, adivinad de quién es, ha publicado el libro electrónico Los Beatles en versión comprimida, de Ricardo de Querol, que es una reunión del material publicado en el especial por el medio siglo de nuestra banda en la web de El País. Es un librito breve (24 paginitas) que da en flashes las claves de la evolución del grupo, escueto y al grano, sí, pero repleto de enlaces para escuchar, ver o leer y así saber más. Puedes comprarlo por menos de un eurito de nada, o por un poquito más de un dólar, en Amazon y en Google Play.
Como no seríamos objetivos en nuestra opinión, porque el autor es algo más que un colaborador de este blog, hemos ido en busca de una crítica en el ciberespacio. Hemos encontrado la da Verota, que escribe en el blog Papelblog y en Goodreads.com (con la firma Vero Vera):
"Llegué a este mini-libro por esas hermosas casualidades que tiene la vida. Quería leer algo corto y me apareció este libro recomendado y gratis en Amazon así que como amo la música de Los Cuatro de Liverpool lo descargué y lo leí".

jueves, 16 de octubre de 2014

Manrique: "Los Beatles podían rockear tanto o más que los Stones"



"Produce cierto sonrojo:en 2014, seguimos repitiendo la cantinela. Cincuenta años llevamos planteando, masticando, respondiendo la misma pregunta: 'Pero tú ¿eres/eras de los Beatles o de los Rolling?'. Se discute, urge reconocerlo, algo más que preferencias estéticas: ambas opciones encarnan estereotipos eternos. Resume John McMilliam: “Los Beatles pueden describirse como apolíneos y los Stones dionisiacos; los Beatles pop, los Stones rock; los Beatles eruditos; los Stones viscerales; los Beatles utópicos, los Stones realistas”.
Tan peliaguda es la cuestión que el inevitable libro sobre semejante locus classicus, Los Beatles vs. los Rolling Stones, ha tardado medio siglo en materializarse y es obra de un historiador. (...) Quizás a McMilliam le falte picardía: desecha la atracción sexual del manager, Brian Epstein, por John Lennon, olvidando las vacaciones que los dos se tomaron en España en 1963. Tampoco afina al valorar cuestiones puramente musicales, como la atribución de las etiquetas de rock o pop. Los Beatles podían rockear con tanta o más intensidad que los Stones. Se suele olvidar que los Stones tienen una riquísima producción pop..."
Lee aquí el artículo completo de Diego A. Manrique en Babelia (El País).

miércoles, 9 de julio de 2014

Jack White versus The Black Keys: una estúpida pelea y dos discos fabulosos

Debe resultar rentable para el negocio la rivalidad entre las grandes bandas de cada época. Se exageró la competencia entre los Beatles y los Stones, cuando sus miembros eran buenos amigos (y con quien estaban picados de verdad los de Liverpool era con los Beach Boys); el líder de Nirvana Kurt Covain despreciaba a Perl Jam, la otra gran referencia del grunge, a quienes consideraba unos "vendidos"; Oasis y Blur lanzaban discos la misma semana y se dedicaban lindezas como "ojalá cojan sida" en la gran batalla del brit-pop, no hablemos ya del duelo fraticida entre los hermanos Gallagher con sus respectivas bandas, Hight Flying Birds y Beady Eye.
De eso, de dar que hablar para vender más, debe ir el enfrentamiento dialéctico entre Jack White y The Black Keys, dos grandes referencias del rock actual. De otra forma no se entiende que no se reconozcan los méritos dos bandas que beben de las mismas fuentes del blues-rock, que tienen un sonido afín, que se dirigen a un mismo público, que residen y graban en Nashville, la nueva meca del rock, que han firmado algunas de las mejores piezas de lo que llevamos de siglo. White y Black Keys, el señor blanco y las teclas negras, son los autores de los dos mejores discos de este año, lanzados con pocas semanas de diferencia entre mayo y junio, los dos números uno, llamados Turn blue y Lazaretto; ambos han sido estrellas en el fabuloso festival de Glastonbury, del que recuperamos sus mejores momentos.
Oigamos para empezar estas deliciosas piezas de sus nuevos trabajos para ir abriendo boca y entramos después al detalle de su feo intercambio de golpes y a su deportivo duelo en el festival inglés. El temazo del álbum de The Black Keys es este Weigh of love, una larga sinfonía rock que incluye un par de punteos memorables de esos de mano lenta, aunque en algún momento remita al Breath de Pink Floyd. Lo de White es este brutal Lazaretto, en el que canta nervioso, rapeando, y hace rugir su guitarra como hacía con The White Stripes antes de sorprendernos con un violín. Oíd y disfrutad.

La chispa de su pique saltó hace casi un año. La vecindad en Nasville no agradaba al señor White, que sufría por compartir el colegio de sus hijos con la hija de Dan Auerbach, el líder de The Black Keys.
En medio de una batalla legal en torno a su divorcio, se divulgó un email de White a su entonces esposa Karen Elson en que decía: “Mi preocupación con Auerbach es porque no quiero que los niños sufran nada relativo a esta mierda. Esto significa que voy a tener que estar doce putos años sentado en sillas de niños (en el colegio) junto a ese gilipollas con otras personas que intentarán relacionarnos. Así él tendrá la posibilidad de meterse en mi mundo y copiarme”, informó TMZ.
El último episodio de este choque de egos se produjo este mes de junio en un mismo número de la revista Rolling Stone. 

sábado, 7 de junio de 2014

No damos para tanta psicodelia: conociendo a Unknown Mortal Orchestra

Vaya, más psicodelia de la nueva ola, parece que nos hemos empeñado y no, es que oímos grupos por todas partes que nos recuerdan a los Beatles de 1967 y no podemos evitar referirnos a ellos en nuestro blog. El penúltimo descubrimiento es una banda de extraño nombre y procedencia: Unknown Mortal Orchestra (UMO) son tres chicos (Ruban Nielson, Jake Portrait y Riley Gear) que viven entre la lejanísima Nueva Zelanda y Portland, Oregón. El líder es Ruban, cantante, guitarrista, quien antes formó con su hermano el grupo The Mint Chicks en ese remoto país del Pacífico (remoto para nosotros, que son nuestras antípodas, que no para los que nos leéis en el hemisferio sur). Eran una banda de punk salvaje y rabiosa, de las que rompían sus instrumentos en el escenario, hasta su último concierto que acabó con demasiado jaleo.
Su nuevo proyecto, que da un giro radical a su estilo, nació cuando Ruban Nielson publicó su canción Ffunny Ffrends en la plataforma de música en la red Bandcamp sin apenas créditos; de ahí lo de la orquesta anónima o desconocida que acabó siendo su nombre. Su trayectoria no tiene más que contar que una escuetísima entrada en Wikipedia en inglés. Así que va siendo hora de oír este tema muy muy Beatle que se llama From the Sun y que es el que nos ha impactado.



Nos ha impactado, pero... ¿habíamos oído esto antes? La canción suena de maravilla, pero parece compuesta y producida en esa fina línea que hemos señalado alguna vez entre el homenaje y el plagio, en su caso más acusadamente que otras bandas de su línea como Temples o Tame Impala.

jueves, 17 de abril de 2014

Descubrimiento: los Temples nos devuelven a los años de 'Revolver'

Otra de rock psicodélico, oiga, que estamos a la última. Os hemos escrito de los australianos Tame Impala y de los californianos Foxygen, bandas que evocan sonidos de la segunda mitad de los sesenta, batidoras de influencias de los que eran los más grandes en la etapa más interesante de la música en mucho tiempo. Así que a estas alturas del siglo XXI seguimos dando vueltas a los sonidos exóticos y lisérgicos de Revolver o Sgt Pepper's, será que desde entonces no se ha hecho nada mejor. Buscando una atmósfera, llevándonos de viaje, como le gustaba a aquellos hippies en esos años ingenuos.
Al grano: desde Northamtonshire, al norte de Londres, nos llegan Temples, unos principiantes que están arrasando con su primer álbum, Sun structures, publicado en febrero de este año, calentito que nos llega. Así suena su tema más conocido, de los que nos pone en la radio Jesús Gallego en la SER, este Shelter song.



No tenemos mucho que contar de estos jovenzuelos: eran un dúo (el líder James Edward Bagshaw, con experiencia previa en The Moons, y el bajista Thomas Edison Warmsley) que empezaron a grabar temas y subír vídeos a Youtube en 2012, y que luego reclutaron al batería Sam Toms y al teclista Adam Smith para ser una banda de verdad. Han fascinado a Noel Gallagher, otro asiduo de este blog, que criticó que la BBC no emitieran sus temas. "Hay grandes álbumes este año pero no los van a oír en la radio", dijo el ex Oasis en apoyo de este y otros jóvenes grupos británicos.

sábado, 12 de abril de 2014

Duelo por el trono del blues-rock: lo nuevo de Jack White y de The Black Keys


Hoy tenemos que celebrar el regreso, con nuevo material, de dos nombres muy grandes del panorama musical actual, condenados a competir en lo más alto por un público de similar sensibilidad donde nos contamos con entusiasmo. Jack White y The Black Keys, el señor Blanco y las teclas negras, son dos nombres enormes de nuestro tiempo, de los que nos han permitido rebatir en los últimos años la supuesta decadencia del género guitarrero. La irresistible tentación de compararlos arranca desde los primeros años 2000, cuando ambos nacieron como dúos de guitarra y batería, ambos en el Medio Este americano (de Detroit y de Ohio), claramente con influencias comunes, entre el garaje y el blues. Parece que en su pique personal por el trono del blues-rock se cruzan elementos personales, pero los trapos sucios los dejamos para el final, que lo nuestro es su arte sacado a la luz. Así que demos la bienvenida a sus nuevos y prometedores trabajos. Vayamos por partes, como diría otro Jack, el Destripador.

viernes, 4 de abril de 2014

Lennon, en el diván frente a sus traumas

El genio de John Lennon tenía mucho que ver con sus traumas. Él era consciente de que el talento, en su caso, no brotaba de la felicidad sino de la rabia. Del niño abandonado por sus padres al joven desbordado por una fama meteórica, del hombre agresivo al activista por la paz, de su primer matrimonio precipitado y secreto a una relación hipermediática con Yoko Ono, marcado por muertes repentinas y adicciones, el primero de los Beatles apenas conoció la placidez casi hasta el final de su vida, truncada por un chiflado pistolero en 1980.
Hubo un largo paréntesis en ese frenésí, nada menos que un lustro como supuesto amo de casa. En 1975 Lennon cortó en seco su carrera y su presencia mediática. Se recluyó con Yoko y su hijo Sean en su piso del edificio Dakota, frente al Central Park de Nueva York. Quería dedicarse a los suyos por primera vez tras una vida de familias rotas. Es a ese Lennon entre los 35 y los 40 años al que el escritor David Foenkinos (París, 1974) ha sentado en el diván de un psicólogo para repasar sus recuerdos. Sus fantasmas. “Nunca dejé de escapar de mí mismo”, pone en su boca. Lennon (Alfaguara) es una novela, pero no es ficción.
(Lee aquí el artículo completo en El País). Ilustración
de Sciammarella.

lunes, 31 de marzo de 2014

Diez macroconciertos del rock de estadio por un mundo mejor

El rock no se pensó para los estadios de fútbol, sino para las tabernas, los tugurios, cavernas cargadas de humo y sudor. Así era en sus orígenes afroamericanos, pero en la segunda mitad de los años sesenta el género captó a audiencias tan masivas que se abrió a los grandes espacios. Los Beatles habían llenado en 1965 el Shea Stadium neoyorquino (55.000 personas, y eso que no se aprovechó el césped, lo que dejaba un abismo entre músicos y público). No fue un gran concierto, según quienes lo dieron, pero abrió camino. No muy lejos de allí, cuatro años después, una multitud cifrada en centenares de miles desbordaba el festival de Woodstock, en un descampado al que los músicos tenían que llegar en helicóptero. Fue una conmoción. La isla de Wight acogió al año siguiente la réplica británica. A partir de ahí, bandas como Led Zeppelin, Queen o los Rolling Stones concebían sus directos con la contundencia y espectacularidad que exige una masa de decenas de miles de espectadores; línea que continuarían después Bruce Springsteen, U2, AC/DC o Gun N' Roses. Riffs que cortan, frases para corear, fuegos y luces. Emoción. Comunión. Sentirse parte de algo grande.
Al rock de estadio le puede acompañar o no un propósito solidario. Un George Harrison recién emancipado de los Beatles lideró el primer festival benéfico, en auxilio de Bangladesh. Pero el momento que marcó un antes y un después fue, en 1985, Live Aid, que dio con la fórmula: un macroconcierto simultáneo en Reino Unido y EE UU, televisado en directo a todo el mundo, diez horas con figuras de primera fila. Lo organizó el músico y actor Bob Geldof (será más recordado como activista) con el objetivo de combatir la hambruna en Etiopía. ¿Y sirvió para eso?...
(Lee aquí el artículo completo en El País)

martes, 11 de febrero de 2014

Descubrimiento: Foxygen es una batidora de psicodelia sesentera

Seguimos descubriendo nuevas bandas, nuevos sonidos. Nos cuenta Jot Down que se lleva el pop psicodélico, en un reportaje llamado Los nietos de los Beatles, de lo que nosotros venimos hablando un tiempo, al menos desde que irrumpió Tame Impala. Ahora nos hemos encontrado con Foxygen, un grupo que hace un batido de influencias de los últimos sesenta. Así que a veces suena muy Beatle, a veces muy Stones, a veces Doors o a los Pink Floyd de Syd Barret. Sonidos a veces lisérgicos, pero estribillos muy tarareables, con la inocencia del pop de aquellos años dorados a pesar de todos los vicios. Solo algún guiño al reagge suena posterior a 1970, y no tanto.
Sus referencias no son nada disimuladas, lo que a veces los coloca en la fina línea entre las influencias y la imitación, entre el homenaje y el plagio. En medio de melodías muy brillantes, a ratos uno cree estar escuchando Under my thumb, Simpathy for the devil, Killing me softly with this song, Suspicious mind o Ryders on the storm. Dicho esto, su tributo es sincero, y se esmeran en crear un sonido de los que llenan, absorbente y evocador, logradas atmósferas mágicas con esos teclados, y algunos coros emocionantes y falsetes muy glam. Que alguna de las piezas valiera como banda sonora de alguna película de suecas en España o para la sala de espera de un destista de la época no le quita valor: así éramos.
El carismático líder de la banda es Sam France, un veinteañero que se ha estudiado a fondo la obra de sus mayores. Su single más conocido, de 2013, es este No destruction. Yo lo oigo como si los primeros Stones y Dylan hubieran participado en Rubber soul.



De Foxygen no hay tanta obra publicada, apenas un LP y un EP, y en Wikipedia ocupan pocas líneas en inglés, lo que hoy en día dice mucho de la movilización de tus aficionados. Son una banda de Agoura Hills, entre Los Ángeles y Ventura, al sur de California. Sin embargo, estos angelinos cantan mucho a San Francisco, que era y es la capital hippy de la costa Oeste (y quizás del planeta).

viernes, 31 de enero de 2014

Los Beatles que habrían sido en los 70 y otras críticas de sus discos

Le ha dado a El País por vender discos de los Beatles, que ya los teníamos, faltaría más, pero agradecemos a ese periódico que fomente la escucha de su magnífica obra por nuevas generaciones, o su repaso por quien los conocía pero no tenía su colección para empaparse de ella. Con este motivo, con cada entrega se ha publicado una crítica de cada disco, y aquí recopilamos las de Ricardo de Querol, que ya sabéis que tengo debilidad por él. Son seis críticas que ahí van:

 “El éxito es maravilloso, pero muy, muy cansado”. Lo decía George Martin, el productor de los Beatles, para describir la espiral en que había caído la banda en 1964, apenas dos años después de su primer éxito. (...) Es un álbum apresurado, sí, pero interesante que nos muestra a unos Beatles en transición, que están cerrando una etapa para abrir otra. Se gestó en las carreteras y los aeropuertos justo cuando se empapaban de otras formas de entender la música. Es el final de los desenfadados Beatles juveniles... (lee aquí el artículo completo).


Rubber soul: la primera cumbre
En otoño de 1965, a su regreso de una agotadora gira por Europa y Estados Unidos, los Beatles tenían poco tiempo para tener listo un disco para Navidad. La presión de una Beatlemanía insaciable, el frenético ritmo que imponía la industria, no era el mejor modo de conseguir una obra maestra. Sin embargo, Rubber soul es uno de los mejores discos de su carrera, el más perfecto que habían hecho hasta ese momento. El álbum muestra a unos Beatles maduros que toman el control de su sonido y de su carrera. Ya no explotan el pop fresco y encantador, pero intrascendente, de sus inicios. Como se apuntaba ya en Help!, sus inquietudes son otras (lee aquí el artículo completo).

Magical Mystery Tour: delicioso postre de la psicodelia
En 1967 estaban pasando cosas difíciles de asimilar incluso para una banda como The Beatles, que habían llegado a la cima y encadenado varias obras maestras en apenas cinco años desde su primer éxito. Componían a destajo: de las sesiones de Sgt. Pepper's se descartó material valiosísimo, parte del cual fue saliendo en forma de single. Los Beatles tenían montones de buenas canciones y ganas de seguir experimentando. El resultado fue Magical Mystery Tour (lee aquí el artículo completo).


Let it be: los Beatles que habrían sido en los 70
Es chocante recordar ahora que el último disco publicado por los Beatles iba a llamarse Get back (Vuelve) y que no estaba pensado para ser el final, sino el principio de una nueva etapa. Los Beatles de los años setenta iban a volver a salir de gira, después de tres años retirados de los escenarios. Ese era el plan de Paul McCartney, que entonces llevaba las riendas del grupo. Pero no hubo Beatles ya en los setenta. (...) Es un álbum especial y extraño, porque es la obra de una banda en descomposición y se percibe esa tensión, pero está lleno de grandes canciones e incluye uno de los momentos clave de la historia del rock: el concierto (cinco canciones, 42 minutos) en la azotea de las oficinas de Apple en Londres el 30 de enero de 1969 (lee aquí el artículo completo).

Past Masters: lo que faltaba de los Beatles
¿Creía usted que tenía la discografía completa de los Beatles con los 13 álbumes que editaron en el Reino Unido entre 1962 y 1970? Entonces no tiene Hey Jude. Fue uno de los intentos más serios de Paul McCartney, en un momento de máxima autoexigencia, de crear la canción perfecta. (...) Hey Jude, de 1968, es un emocionante himno de siete minutos cuya coda (el nanananá) aún corea de forma insistente el público de los conciertos de McCartney. Es discutible que supere a Yesterday, pero igualmente figura entre las mejores canciones de la historia. Como tantas maravillas de los Beatles, no entró en ninguno de sus LP y solo salió como single (fue el primero bajo el sello Apple). El fecundo talento de Lennon y McCartney desbordaba el ritmo de dos LP al año que imponía el negocio. El doble CD Past masters recuperó en 1988 esos sencillos, los EP y algunas rarezas para completar la discografía oficial de la banda (lee aquí el artículo completo).

Love: la última frontera, el circo
Hasta muchas décadas después de rota la banda en 1970 no fue posible la primera remezcla autorizada de su material. Y se hizo para abrir una nueva frontera para la música de la banda: el circo. ¿O deberíamos decir el teatro? Las dos cosas: el Circo del Sol. Love es una muy novedosa mirada actual a las canciones de los Beatles en las manos del productor de casi todos sus álbumes, George Martin, junto a su hijo Giles. Ambos consiguieron, tras tres años de trabajo, crear un paisaje sonoro de hora y media sin apenas interrupción (la del descanso), que va ensamblando y modificando algunas de sus canciones más memorables para el ambicioso espectáculo que el Circo del Sol estrenó en 2006, y continúa representando con éxito, en Las Vegas. Es música pensada para un sonido envolvente y al servicio de un bello espectáculo... (lee aquí el artículo completo)

Puedes leer aquí las 17 críticas de los 17 álbumes de los Beatles en El País.